carpe diem

y ahora más que nunca,
le regalo un órdago a la vida,
vendo mi cordura,
y vivo de mi locura,
no aceptaré más palabras,
sólo quiero impulsos,
no mendigo por sentimientos,
vivo de corazones
que no buscan arder,
sólo latir.
y no odiaré,
sólo sentiré lástima
de corazones que laten al ritmo
de la frialdad de razonamientos,
pero no odiaré,
yo me permitiré querer,
a cualquier persona,
que demuestre, que sienta,
y que no que sólo diga con palabras....
lo que su corazón no quiere sentir.